Internet ha sido después de la imprenta de Gutenberg uno de los mayores inventos que la humanidad ha creado jamás. Ha transformado la forma de vida de millones de personas en todo el planeta. Y se ha convertido en un elemento imprescindible en nuestras vidas.

Desde su creación, hasta nuestros días, Internet ha ido extendiéndose de tal forma, que cuando en los primeros años del S XXI se hablaba de las “industrias puntocom” muy pocos acertaron en el siguiente paso que se puso en marcha desde el 2010 hasta el 2019. La web 2.0, la web social o el internet de las personas.

Pero estos cambios tienen siempre una secuencia lógica de datos, que simplemente obedecen a determinados cambios o evoluciones tecnológicas, donde el marketing siempre ha tratado de explicar, pero con una calidad de acierto desigual. Si en la primera fase de Internet, el código html era el rey. Este fue sustituido por los lenguajes de programación y la implementación de las Bases de Datos relacionales, capaces de personalizar contextos, contenidos, nombres, marcas, personas. Los buscadores como Google fueron también grandes protagonistas, en este crecimiento.

Pero este modelo llegó a su fin. Dado que el número de dispositivos o direcciones IP capaces de soportar (alrededor de 4.200 millones de direcciones)  se han agotado. Por lo tanto es el fin del modelo o protocolo IPV4

En estos momentos estamos viviendo el principio de la gran transformación, donde en paralelo concurren dos circunstancias tecnológicas, que van a transformar, no tan solo en la Red, sino también el día a día de nuestras vidas. Por una parte la puesta en funcionamiento del protocolo IPV6 y en segundo lugar el desarrollo de las tecnologías inalámbricas de conectividad 5G. Estas dos tecnologías, supondrán sin ningún género de dudas, en la conectividad de las cosas a escala global.

¿Qué quiere decir conectividad de cosas?

El protocolo IPV6 va a suponer un crecimiento exponencial en el número de IP’s con respecto a la actualidad en una cantidad difícil de expresar en números, pero para que el lector/a se haga una idea, sería un número muy aproximado de moléculas del que está compuesto nuestro planeta. O dicho de otra forma, 670 mil billones de direcciones IP por cada milímetro cuadrado de la superficie terrestre.

Y en paralelo, la conectividad 5G (que tendrá evoluciones) supondrá unas velocidades de descarga en dispositivos inalámbricos de hasta 10 veces más rápido que en la actualidad.

Por lo tanto, los automóviles, los electrodomésticos, nuestros dispositivos personales tales como smartphones, relojes inteligentes, están siendo hoy los primeros precursores del internet de las cosas. Pero habrán más novedades, como pedir en tiempo real una reserva de hotel en carretera a través del navegador del automóvil. O realizar la compra a través de la nevera en el proveedor más cercano o con una oferta más adecuada.

Y además, el concepto de almacenamiento de datos, en servidores físicos, discos extraibles, etc…Se sustituirá por realidades tales como Cloud (nube), redes VPC, servidores virtuales y máquinas virtuales. Todos estos conceptos son hoy ya realidad y suponen un abaratamiento muy significativo de costes, transformando los activos financieros en pasivos con una carga mucho menor y unos tiempos de ejecución mucho más cortos.

¿Y en qué me puede ayudar el diseño web con el Internet de las cosas?

Nos dirigimos a un modelo donde el usuario, delegará decisiones en algoritmos que estarán conectados a dispositivos. La cuestión es: ¿tiene su empresa preparado su algoritmo para el internet de las cosas? ¿Dispone de una web preparada o de un mero escaparate promocional? Por eso, desde WebProductiva.es estamos dispuestos a acompañarles en el tránsito de la web social a la de las cosas. Con desarrollos web pensados en esta nueva realidad a unos costes adaptados a sus necesidades. Consúltenos sin compromiso a través de nuestra cita previa u otras formas de contacto